Kenia Melissa y Marina son las dos voces con las que en Feu Vert celebramos el Día Internacional de la Mujer y emponderamos a todas las niñas curiosas, imparables, que quieren vivir sus vidas sin guiones preestablecidos.
Madrid, 8 de marzo de 2020
KENIA MELISSA (autocentro Feu Vert Prat-Llobregat / Barcelona) y MARINA (autocentro Feu Vert Viana / Navarra) son mecánicas. Sustituyen neumáticos, cambian aceites, baterías, pastillas de freno, correas de distribución, cualquier operación de mantenimiento y reparación que se realiza en los talleres mecánicos de los autocentros Feu Vert. Como embajadoras de este #8M2020 #DíaInternacionalDeLaMujer en Feu Vert han compartido sus luchas, sus logros y sus esperanzas de que otras chicas estudien para mecánicas, si es lo que desean.
Trabas familiares
A su lado hemos descubierto que las barreras a romper siguen siendo enormes, mucho antes de acceder a un puesto de trabajo, a nivel familiar, educativo y social. Con ambas hemos confirmado que aún existen muchas trabas familiares cuando en la elección de estudios se opta por una profesión masculinizada, siendo las mamás las que más ímpetu ponen para que cambien de opción en sus estudios.
“Mi padre siempre me dijo que estudiara lo que a mí me gustara, pero a mi mamá no le gustó que yo me decantara por lo que ella llamaba trabajo de hombres –explica Kenia Melissa–. Se quejaba de que tendría que verme siempre sucia e hizo todo lo posible porque eligiera una profesión más femenina, como maestra o doctora”.
“Para dar el gusto a los demás, al final acabas estudiando lo que los demás quieren. Antes de estudiar mecánica, me metí a informática porque en casa era lo que creían que sería más fácil para mí, por el mero hecho de ser mujer –añade Marina–. Pero terminada informática, como seguía en mis trece, agarré el toro por los cuernos y me matriculé en mecánica”.
Teniendo en cuenta que las familias somos el factor socializador más importante en la vida de niños y niñas, los testimonios de Kenia y Melissa y Marina demuestran que a los padres aún nos queda mucho camino por recorrer para facilitar la igualdad.
Las únicas chicas de la clase
“En clase éramos en torno a 25 estudiantes y allí estaba yo sola, rodeada de chicos”, recuerda Marina. “El primer curso fue el más duro. Me costó integrarme porque no sabía siquiera cómo hablar con los chavales. Entre ellos hablaban de fútbol o de coches, pero no conmigo. Le he dado muchas vueltas y no creo que lo hicieran por machismo, sino porque culturalmente la sociedad sigue construida así para determinados tema. De mecánica de coches, simplemente hablan los hombres”.
La experiencia de Kenia Melissa fue similar. De 38 alumnos en clase, ella era la única chica. La Formación Profesional tiene los índices más elevados de abandono temprano y nuestra protagonista sintió esa losa sobre su cabeza todo el ciclo de grado medio: “Ya el primer día de clase, un profesor me dijo que ni dos meses iba a aguantar allí. Fue muy difícil porque me asustaba no dar el nivel, así que estudiaba al ciento por cien los libros y me exigía al máximo en las prácticas. La motivación me llevó adelante y al final, de los 38, nos graduamos 15, entre ellos, yo”.
En los grados medio y superior de Electromecánica y Automoción solo un 3,33% de los estudiantes son mujeres, al igual que en los grados medios y superior de Imagen Personal, solo el 5,18% de los estudiantes son varones. Las estadísticas del Ministerio de Educación y Formación Profesional sobre el género de los estudiantes de ciclos formativos de Formación Profesional revelan la existencia de estudios muy masculinizados y feminizados. La socialización del género la interiorizamos prácticamente desde la cuna y al llegar a la adolescencia, los estudiantes optan por estudios y empleos que cumplan las expectativas de su rol. Salvo excepciones, como la de Kenia Melissa y Marina.
Naturaleza femenina cuestionada
A Kenia Melissa y Marina les encantan los coches, pero también los tacones, el maquillaje, los pantalones ajustados y los hombres y es lo que más nos ha apenado que hayan enfatizado en recordarnos durante esta entrevista. Pero lo han hecho porque en su entorno social aún son las «raras», al haber retado el sistema de género existente y decantarse por un profesión aún muy masculinizada. En Feu Vert, sin embargo, se sienten absolutamente integradas y felices, siendo una más en los respectivos autocentros en los que trabajan.
Solo a los clientes les llama aún la atención verlas “faenar” sobre sus vehículos. “Me ven levantar una rueda y enseguida se ofrecen a ayudarme”, se ríe Marina. Y añade Kenia Mellissa: “Les llama mucho la atención porque nunca han visto a una chica en el taller”.
Kenia Melissa y Marina son las dos voces con las que en Feu Vert hemos celebrado este 8 de Marzo de 2020. Y no quieren despedirse sin antes añadir este mensaje: “Si queréis ser mecánicas, luchad por ese sueño. A veces los sueños tardan en cumplirse, pero si una se concentra en ellos, no se quedan estancados y terminan por hacerse realidad”.