Cuando leía en la biografía de alguien “criminólogo”, me imaginaba una especie de Grissom a la española.
Por Maite Cañamares
Mi madre siempre lo dijo: “eres muy peliculera”, lo que explica que cuando leía en la biografía de alguien “criminólogo”, rápidamente me imaginaba en esa persona una especie de Grissom a la española, trabajando en la escena de un crimen y descubriendo pruebas que pasan desapercibidas. Así que, cuando comencé a preocuparme por la seguridad vial y a leer el término “criminología vial”, haciendo un básico dos más dos (criminología + seguridad vial), lo primero que imaginé fue la escena de un siniestro vial y a un policía de atestados en una inspección ocular, recogiendo muestras y tomando declaración a testigos.
Por supuesto, no di ni una, tengo que dejar de ver tanta televisión. A groso modo, podríamos decir que lo que más se aproxima en nuestro país a mi idea peliculera del CSI es la policía de atestados investigando la escena de un siniestro de tráfico al igual que la policía científica lo hace con la escena de cualquier otro tipo de crimen. Pero en su investigación, estos policías no están realizando tareas de criminología, si no de “criminalística”, que no es lo mismo. Estos agentes determinan quién cometió el delito y cómo se cometió, y ahí termina su labor.
La “criminalística” es, por explicarlo de la forma más sencilla posible, tan solo una rama de la “criminología”. Ésta última llega más allá del suceso o siniestro para profundizar en el fenómeno criminal y sus formas de manifestación con el fin de conocer sus causas y ayudar a prevenirlo. Es decir, que mientras el criminalista se ocupa del “cómo” y “quién” del presunto delito, el criminólogo ahonda en éste último para tratar de determinar el “por qué” del delito.
La “criminología” es, por tanto, una ciencia interdisciplinar que se nutre de otras muchas disciplinas: el derecho, la sociología, la psicología, la antropología, la medicina forense, etc y que estudia la delincuencia (como fenómeno social), el delito (como acción individual), a los delincuentes (en cuanto actores de los delitos), los sistema de control (como reacción frente al delito) y a las víctimas, entre otros.
Aspectos criminológicos en materia de seguridad vial
Y la “criminología vial” se trata de una especialidad de la criminología aplicada a la seguridad vial y a los siniestros o delitos de tráfico. Quién mejor lo explica es el policía y criminólogo José María González González en su blog criminologiavial.com y en el primer capítulo del libro “Aspectos criminológicos en materia de seguridad vial”, del que es coautor con el también policía y criminólogo Juan Antonio Carreras Espallardo.
Juan Antonio Carreras es el coordinador de este manual, pionero a nivel internacional, en el que se recopilan los aspectos más importantes de la seguridad vial desde el ámbito de la criminología. El libro se presentó la semana pasada en Madrid y su puesta de largo reunió en la Fundación CEA a criminólogos, policías, abogados, formadores viales, periodistas y víctimas, a las que dio voz Flor Zapata, autora del blog ¡Quiero conducir, quiero vivir! y madre de Helena –como a ella le gusta que le conozcan–, a la que en 2005 mató un conductor borracho. Flor es autora de uno de los 21 capítulos de este manual escrito por policías, psicólogos, jueces y periodistas y con el que se pretende, en palabras de Juan Antonio Carreras, “ofrecer soluciones y abrir los ojos a las desgracias del tráfico para evitar participar en un siniestro vial”.
De lectura “obligada” para todos los que se preocupan por la seguridad vial, “Aspectos criminológicos en materia de seguridad vial” es una tratado muy cercano a la realidad social de algo tan cotidiano como la circulación. Se puede adquirir por internet en esta página. Todos lo beneficios obtenidos por la venta se donarán a asociaciones de víctimas como Canarias Vial y Vida en la Carretera.
Fotos:
Departamento de Comunicación y RR.EE. Fundación CEA
