La última investigación publicada por el famoso departamento de transporte y seguridad vial de la Universidad de Rutgers (New Jersey) da un fuerte tirón de orejas a los medios de comunicación, demostrando cómo, a través de sus informaciones, liberan de culpa a los conductores irresponsables.
Por Maite Cañamares
“Muere un hombre golpeado por un martillo que se da a la fuga”. No, no me he vuelto loca. Soy plenamente consciente de que un martillo es un objeto inofensivo que para acabar convertido en arma de un crimen tiene que ser empuñado por un ser humano. Pero así es habitual titular en medios de comunicación cuando se trata de siniestros viales, sin que nos extrañe leer “Muere un hombre atropellado por un vehículo que se da a la fuga” , “Detectan a un vehículo a 229 kilómetros por hora”, “Un vehículo atropella a una familia en el centro de Madrid”, “Un coche atropella a un patinete en un paso de peatones”… ¡Esta última ya es la monda! Parece que los vehículos tuvieran vida propia, con lo inofensivos que parecen bien aparcados.
En una investigación publicada a comienzos de 2019, en “Transportation Research Interdisciplinary Perspectives”, basada en 360.000 búsquedas en Google News, se demostró que en las noticias sobre siniestros viales con víctimas mortales, el sujeto del titular es un vehículo/objeto en el 81% de los casos y que solo en el 19% restante, los artículos se refieren al conductor sin el cual estos objetos no podrían moverse, ¡todavía!
Los receptores de estas informaciones, de forma más o menos consciente, acaban pasando por alto, o directamente obviando, la responsabilidad humana, por algo tan simple como la omisión de la mención a la misma en las noticias sobre siniestros de tráfico. Por mucho que haya que recurrir a la concreción en titulares –por la falta de espacio– nunca será lo mismo leer: “Hombre/mujer mata con su coche a…”, que “Coche mata…”.
Los periodistas también podemos –y debemos– #SumarParaRestar víctimas de siniestros viales
Ahora, una nueva investigación realizada por el mismo equipo investigador de la universidad de Rutgers/New Jersey –al frente del cual está la famosa Kelcie Ralph– revela que esta forma de presentar las informaciones no es “inocente”: influye en el grado de asignaciones de culpabilidad (culpabilidad percibida), liberando al conductor de responsabilidad objetiva, y dirigiendo esta última a las víctimas, en la mayoría de las ocasiones.
Para demostrar esto, se realizó un experimento, el primero del que hay referencias, en el que 999 personas leyeron aleatoriamente una de tres versiones/redacciones de una misma noticia sobre un siniestro de tráfico con el resultado de muerte de un peatón. Leído el artículo, se pidió a estas personas que intentasen señalar al culpable del siniestro o, en su caso, determinasen el grado de responsabilidad de todas las personas involucradas, y evaluaran qué tipo de medidas habría que llevar a cabo para mejorar la seguridad vial respecto al suceso presentado.
La versión 1: “Muere un peatón atropellado en east side”
En el texto del artículo se indica que la víctima del accidente fue atropellada por un coche cuando intentaba cruzar en east side, que vestía ropa oscura y que el conductor permaneció en el lugar de la escena.
- El titular omite el complemento agente –en las oraciones pasivas, quién realiza la acción verbal: “peatón atropellado por…“–, algo muy habitual en periodismo, aunque sospecho que esta omisión no se hubiese producido si, por ejemplo, el peatón hubiese sido atropellado por un patinete.
- En el texto se describe el suceso como accidente y la acción se le adjudica a un objeto –un coche–.
- Y cuando se habla de las personas involucradas, se introduce un dato contrafáctico o contrafactual –el peatón “vestía ropa oscura”–, con el que se libera de responsabilidad al conductor y se traslada la sospecha de culpa al peatón. Porque, ¿quién puede asegurar que el atropello podría haberse evitado de vestir la ropa reflectante? Nadie, pero por si acaso, ahí queda escrito un supuesto que podría responsabilizarle
Aquí un ejemplo publicado en un medio español que encaja al milímetro en esta versión: https://www.diariodemallorca.es/sucesos/2019/08/11/muere-peaton-atropellado-manacor-coche/1440119.html
La versión 2: Conductor atropella y mata a peatón en east side
El texto incluye una pequeña variación: aunque se continúa tratando como accidente, el sujeto es siempre el conductor, adjudicándole a él la acción –en lugar de al objeto, un coche–, y no se apunta el contrafactual de que el peatón “vestía ropa oscura”. ¡Mejor que versión 1!
La versión 3: Conductor arrolla a un peatón en east side (subtítulo: y las muertes por atropello continúan aumentando en esta zona de la ciudad)
Misma noticia. La versión 1 centra la atención en el peatón fallecido; la versión 2, en el conductor del automóvil y la versión 3, la contextualiza. La redacción incluye un párrafo adicional final en el que se explica que se trata del octavo atropello en la misma calle/zona, compara este dato con años anteriores y añade detalles como la velocidad a la que circulan los vehículos en la zona y la falta de iluminación.
Explicado esto y llegados a este punto, podéis imaginaros los resultados. Las personas que leyeron la versión 2 asignaron un 30% de responsabilidad menor al peatón fallecido y un 30% más al conductor que en la versión 1, en la que el peatón pareciese que, prácticamente, se hubiese buscado voluntariamente la muerte. Y solo los lectores de la versión 3 atribuyeron mayor responsabilidad del siniestro a otros factores, además de al conductor y al peatón: mala infraestructura peatonal, pésima iluminación, velocidad excesiva de los vehículos en una zona comercial muy concurrida, etc…
La magnitud de las diferencias en la percepción de responsabilidades fueron extremadamente significativas, respecto a las pequeñísimas modificaciones introducidas en la redacción de los textos: cambio de sujeto (versión 2) y un párrafo añadido de contexto (versión 3), demostrando así la capacidad de influencia que tienen los medios de comunicación a la hora de trasladar información sobre seguridad y siniestralidad vial.
El lenguaje importa, lleguemos al consenso de aplicar en nuestros textos 4 reglas básicas
No creo que a ningún compañero de profesión le haya sorprendido nada de lo leído hasta aquí. La única novedad es que ya hay una constatación empírica de lo que todo profesional de comunicación sabe: el lenguaje importa. Me cuesta aceptar, sin embargo, que habiendo un consenso claro de la necesidad de tener marcadas líneas editoriales en otros temas de trascendencia, no haya un código ético y profesional unificado, un manual de estilo, en un asunto tan grave como violencia y siniestralidad vial.
La desinformación que existe al respecto, la perpetua criminalización de las víctimas, más si se trata de usuarios vulnerables de las vías, también es responsabilidad de los medios de comunicación, dada la trascendencia de nuestro ejercicio profesional, que mucho más allá de contar, también tiene la función de hacer pensar y ayudar a interpretar.
Pero es que, aún desistiendo de esta función básica de informar bien y aún sin contar con manual de estilo por medio, deberíamos llegar al menos al consenso de aplicar en nuestros textos 4 reglas básicas:
- No son accidentes, son siniestros viales.
- En todos los siniestros viales hay un ser humano manipulando una máquina, no un objeto con propiedades sobrenaturales.
- La lógica del periodismo se basa en hechos, no en datos contrafactuales propios de filósofos; y…
- Los siniestros viales no son sucesos aislados, todos se suceden dentro de un contexto de obligatoria cita.
No hay que ser especialista para hacer buen periodismo de seguridad vial. Acuérdate siempre de la tontería con la que yo he empezado este artículo: “Muere un hombre golpeado por un martillo que se da a la fuga”. Coche, camión, moto, bicicleta o patinete, es igual de tonto que martillo y un ejemplo de pésimo periodismo.

La información que dan los medios sobre los siniestros viales sigue siendo la del lunes después del fin de semana. El recuento de incidentes en la carretera es algo habitual y aceptado. Como escuché en una conferencia: la sociedad sigue dormida ante los siniestros que ocurren en la carretera. Las noticias sobre hechos que alteran la seguridad vial no se dicen completas porque no se llegan a las conclusiones. Del impacto de la noticia al «que mala suerte» o los prejuicios sin tener en cuenta los factores que rodean a cada siniestro son vacíos que no benefician a nadie. Buen artículo, Maite
Toda la razón del mundo, Victoriano. Muchas gracias por tu comentario.