Al niño que cruza
no lo crucifiquéis.
Conductor,
Precaución,
–engrasa el motor
del corazón–.
Con ese arma redonda
que es el volante,
puedes llevarte a un niño
por delante.
Toda precaución es poca,
por la calle que tú vas,
otra calle desemboca,
el peligro está en la esquina,
un niño puede surgir
donde nadie se imagina.
O usted mismo, conductor,
Si vuelve a saltarse el disco
Puede quedar hecho cisco.
No más “víctima inocente”
de atropello o accidente.
Yo quiero que lo evitéis…
¡Al chavalito que cruza,
no me lo crucifiquéis!
-Gloria Fuertes-
