Parece ser que todos los estudios demuestran que sentar al niño en sentido contrario a la marcha reduce el riesgo de lesiones en caso de accidente. De esta información surge una propuesta de la DGT para proponer un cambio en el Reglamento General de Circulación para que los menores que viajen en sillitas de los grupos 0, 0+ y I lo hagan en sentido contrario, siempre que el dispositivo lo permita y el niño tenga menos de cuatro años.
Según los expertos, los menores que viajan, hasta los 4 años aproximadamente, en sentido contrario a la marcha, se exponen a un menor riesgo de sufrir lesiones en caso de impacto frontal.
La DGT también apuesta por prohibir que los niños con una altura inferior a 1,35 m ocupen el asiento delantero derecho. Muchos son los estudios que destacan los beneficios de viajar en sentido contrario a la marcha. Entre los multiples estudios realizados, destaca la experiencia en Suecia, donde los niños ya viajan en las sillitas mirando hacia atrás hasta que cumplen 3/4 años con resultados muy positivos y la investigación realizada por las Universidades de Virginia e Indiana y el Hospital Infantil de Filadelfia (EE.UU.), en la que, después de analizar los datos de todos los accidentes registrados entre 1988 y 2003 en Estados Unidos, se asegura que “mientras que la efectividad de los asientos orientados hacia delante es del 78%, los asientos que miran hacia atrás tienen una efectividad del 93%”.
En España, el club automovilístico RACE ha realizado unas pruebas de choque para demostrar la eficiencia de las sillitas infantiles según estuvieran orientadas hacia delante o hacia atrás apoyando las conclusiones generales de los estudios concentrados en esta materia.
De estos resultados, no obstante surge un problema importante: en el mercado español solo un 10% de las sillitas del grupo I (hasta los 18 kilos) pueden instalarse en sentido contrario a la marcha. Ya ha comenzado la demanda por un aumento en el mercado español de la oferta de sillas que puedan instalarse hacia atrás.