El pionero carril bici solar ubicado en la ciudad holandesa de Krommenie ha superado todas las expectativas, generando más electricidad de lo esperada. En noviembre, se ampliará el tramo de paneles solares en el carril bici y empezará a probarse en calzadas para vehículos a motor.
Los nuevos pavimentos que no son de asfalto ni de piedra, si no construidos con materiales fotovoltaicos que generan electricidad no son el futuro. De hecho, ya están aquí. La localidad de Krommenie, al norte de Holanda, ha probado de forma experimental durante un año el primer carril bici que genera y acumula energía eléctrica, volcándola posteriormente a la red. Y no solo funciona, el éxito es tal, que en noviembre se ampliará el tramo en 20 metros y empezará a probarse en vías por las que circulan vehículos a motor.
SolaRoad , que así se llama este prototipo de carretera solar, ha producido en doce meses hasta 70 kWh por cada metro cuadrado, energía suficiente para abastecer tres casas durante un año. De 70 metros de longitud –el equivalente a 130 metros cuadrados de paneles solares–, este tramo de carril bici se compone de paneles foltovoltaicos, similares a los que se usan en los tejados, que además de generar electricidad, incluyen prestaciones extras para los ciclistas como luces led que iluminan el sendero en días de niebla y un sistema de calefacción del suelo que evita la formación de hielo en invierno. Los paneles son unos módulos de hormigón de 2,5 por 3,5 metros con una capa superior transparente de vidrio templado de un centímetro de grosor –para permitir la infiltración de la luz solar–, debajo de la cual se instalan las células solares que generan y acumulan la energía eléctrica.
El prototipo ha costado tres millones de euros y en el primer año de funcionamiento ha generado 9.800 kWh de electricidad, lo que ha supuesto un retorno final de apenas 2.000 euros (la electricidad se ha retribuido a una media de 0,19 euros/kWH) sobre la inversión inicial. Pero esto, lejos de desanimar a sus creadores, no deja de ser un incentivo más porque, con la parte técnica del proyecto resuelta, lo único que hay que hacer es ampliar los tramos de carriles solares a gran escala para abaratar los costes y hacerles rentables.
Y en eso está SolaRoad en la actualidad. En marzo, la compañía francesa firmó un acuerdo con la Dirección General de Carreteras de California (EE.UU.) para instalar un tramo de SolaRoad idéntico al de Krommenie en la localidad de Lebec (Kern/California) a comienzos de 2017. Hasta entonces, en noviembre se pondrán en funcionamiento 20 metros más de longitud del carril bici holandés y se empezará a instalar un nuevo prototipo de carretera solar, ubicado en esta ocasión en una calzada para vehículos a motor. Los estudios preliminares indican que los paneles son lo suficientemente resistentes como para soportar el peso de vehículos de hasta 12 toneladas, podrían cargar a los vehículos eléctricos en movimiento mediante un sistema de inducción y generar la energía eléctrica suficiente para abastecer a las poblaciones cercanas.
¿Descabellado? No lo parece dado el interés desatado entre los grandes inversores internacionales que no paran de hacer ofertas multimillonarias a SolaRoad para adquirir el desarrollo de la patente.