La Comisión Europea presentará en mayo su nuevo paquete de medidas para reducir la siniestralidad. Se centrará en tres aspectos: vehículos más seguros, infraestructuras inteligentes y conducción automatizada. ACEA, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, de acuerdo en que los sistemas de frenado de emergencia y de advertencia de cambio involuntario de carril pasen de ser equipaciones extras a equipaciones obligatorias de serie.
La Unión Europea continúa la tendencia positiva de reducción de fallecidos en las carreteras europeas, pero a un ritmo tan lento –un 2% en 2017 con respecto a 2016–, que los datos continúan siendo un verdadero drama. El año pasado perdieron la vida 25.300 personas en las carreteras de la Unión Europea (UE), escandalosa cifra que se incrementará cuando puedan ofrecerse los datos definitivos –España, por ejemplo, aún no ha presentado su balance de siniestralidad 2017, aportando solo la cifra de fallecidos a 24 horas–. Así, y aunque por medio siempre se cruce un mensaje triunfalista –“las carreteras comunitarias siguen siendo de lejos las más seguras del mundo”, decía en su comunicado de prensa el ejecutivo europeo–, queda muy lejos el objetivo de reducir a la mitad las muertes entre 2010 y 2020, meta que se marcó la Comisión para el presente decenio.
De cara al decenio 2021-2030, se actualizará la legislación europea de seguridad vial, lo que supondrá cambios en las leyes de Tráfico y Seguridad Vial de cada estado miembro de la UE. Pero antes, en mayo de este año, se publicará un nuevo paquete de medidas que afectará a la seguridad de vehículos e infraestructuras y a la conducción autónoma. Y es precisamente sobre vehículos más seguros, sobre lo primero que se pronunciará el ejecutivo europeo.
Tras más de cuatro años de estudio, debate y discusiones sobre nuevas medidas de seguridad para los vehículos parece que por fin hay “fumata blanca” sobre los nuevos sistemas inteligentes de ayuda a la conducción que a corto plazo incorporarán de serie todos los vehículos. A lo largo de estos cuatro años se ha trabajado sobre la posible obligatoriedad de cuatro sistemas: el frenado automático de emergencia, el asistente inteligente de velocidad, la asistencia al cambio de carril y el alcolock –dispositivo que mide la tasa de alcoholemia e impide el arranque del motor en caso de positivo–. Y a día de hoy todo apunta a que las nuevas normas solo recogerán dos de estos sistemas: el frenado automático de emergencia y la advertencia al cambio de carril.
En este sentido se manifiesta ACEA, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, cuyos miembros han declarado estar de acuerdo en que todos los automóviles nuevos estén equipados con estos dos sistemas de seguridad inteligentes. “No hace falta decir que nuestra industria es firme defensora de la reducción de fallecidos en la carretera” –declara Erik Jonnaert–. Por tanto, acogemos positivamente la iniciativa de actualizar las normas de seguridad y que los vehículos nuevos estén equipados con sistemas autónomos de frenada o de advertencia de salida carril”.
Pero Jonnaert también recuerda al ejecutivo comunitario que las nuevas tecnologías de seguridad de los vehículos solo funcionan dentro de un enfoque integrado de la seguridad vial que incluye infraestructuras inteligentes y comportamientos más seguros del conductor. Esta visión integral tiene que pasar por cambios en la legislación y en las normas de conducción. Esto se debe a que los nuevos sistemas de seguridad inteligente no hacen milagros y funcionan únicamente dentro de unos parámetros de distancia, velocidad, etc., preestablecidos. Por ejemplo, aunque las pruebas del sistema de frenado de emergencia “urbano” se realizan con el vehículo circulando a una velocidad de hasta 50 km/h, los resultados más satisfactorios se logran a 30 km/h.
Frenado de emergencia autónomo
Muchos atropellos y colisiones se producen cuando se frena demasiado tarde –por despiste, por ejemplo– o cuando el freno no se acciona con la fuerza suficiente. Aunque en la actualidad existen distintos tipos sistemas de frenado de emergencia, éste básicamente actúa a dos niveles: el primero, advirtiendo al conductor de una situación crítica o la aparición de un obstáculo en su trayectoria; segundo, si el conductor no actúa, el propio sistema acciona los frenos para evitar o mitigar los efectos del potencial siniestro. El objetivo, por tanto, es reducir la velocidad, pero no a cualquier velocidad a la que decida circular voluntariamente el conductor.
Sistema de advertencia de cambio de carril
Por despiste, por somnolencia, el conductor cruza la línea que marca el límite de carril, lo que en carreteras convencionales puede suponer interponerse en la trayectoria de un vehículo que circula en dirección contraria. El sistema de advertencia avisa al conductor para que éste corrija. Ya hay sistemas avanzados en los que el propio vehículo realiza la maniobra de regreso al carril, pero básicamente el sistema únicamente avisa para que sea el conductor el que realice la maniobra. El sistema no funciona si el software no puede identificar las marcas de delimitación del carril y, menos aún, si la carretera no tiene límites marcados, de ahí la importancia de la infraestructuras.
Para saber más de estos y otros sistemas de seguridad, te recomendamos entrar en la web de Euro NCAP
