Si eres un conductor responsable: no has bebido, respetas el límite de velocidad, etc., etc… ¿para qué quieres que te mande un WhatsApp diciéndote dónde está colocado el control de tráfico?
Por Maite Cañamares
Gestos que forman parte de nuestra vida y de nuestra conciencia social: emitir ráfagas de luz al coche que te encuentras en dirección contraria para advertirlo de la presencia de un control de la Guardia Civil de Tráfico. Existen tantas señas de aviso como colectivos: los camioneros sacan el brazo por la ventanilla y después se dan unos golpecitos en el pecho –a la altura del bolsillo de la camisa, donde tradicionalmente llevaban los hombres la cartera– y los moteros dirigen la mano al casco a modo de saludo militar.
Estos gestos están pasando ya a la historia. Lo moderno ahora es ver un radar o un control policial y mandar un WhatsApp a los colegas. Los más osados incluso sacan fotos y las difunden a través de las redes sociales. Y así te encuentras con que Facebook y Twitter están plagados de cuentas cuyo único objetivo es avisar de radares.
No es un delito, pero es gesto sin sentido
Una tontería, en resumen. Eso sí, siempre partiendo de la base de que somos cumplidores de la normas de circulación. Porque en estos tiempos en que en materia de seguridad vial empieza a estar tan de moda vanagloriarse del “yo no” –“yo no, yo no bebo, si conduzco”, “yo no, yo no piso el acelerador”–, ¿qué más te da el radar o el control de la Guardia Civil? Deja que trabajen los guardias y se ocupen de otros que no están tan concienciados como tú.
No es una muestra de solidaridad y, mucho menos de amistad, mandar un mensaje a un amigo el domingo de madrugada para informarle de dónde está puesto el control de alcoholemia. Lo solidario es impedirle coger el coche si se ha puesto hasta arriba de copas. Como no es solidario colgar una foto para advertir a los que no respetan los límites de velocidad, van empujando y cambiándose de un carril al otro como si su vida dependiera de llegar cinco minutos antes. Los cinco minutos que por cierto han perdido antes de salir comprobando en el grupo de aviso dónde están los radares.
Y lo que resulta ya absolutamente estúpido, es que en ese afán solidario, nos convirtamos en una especie de pseudo detectives difundiendo por las redes sociales fotos de matrículas de coches camuflados y de agentes de servicio o compartamos información sobre controles policiales supuestamente secreta. Ahí ya estamos cruzando la frontera de lo ilícito.
El primer detenido por avisar por WhatsApp en Pontevedra
Precisamente por ahí se sospecha que van los tiros en la primera detención que se ha producido en nuestro país por avisar de radares de WhatsApp. La noticia corrió como la pólvora por Internet el pasado junio. Un pontevedrés había sido detenido por la difusión de datos de controles de tráfico y puesto a disposición judicial por un presunto delito de revelación de secretos.
Los mensajes furiosos sobre un nuevo ataque a la libertad de expresión o información no se hicieron esperar. Y aquí la que firma no puede ser más abanderada de estos derechos, tan fundamentales para mí como el respirar. Pero es que a este gallego no se le detuvo por participar en grupos de aviso y chivarse de los radares vistos. Insisto en que, aunque particularmente me parezca una sandez, estas actuaciones son legales y no constituyen ningún tipo de delito. Este señor avisaba sobre futuros controles policiales: dónde iba a ponerse la Guardia Civil mañana o la semana que viene, usando información interna de la propia Guardia Civil, lo que efectivamente ya es más grave, de hecho, un delito tipificado en el Código Penal.
Menos chivatazos y más prudencia y civismo
Si te has apuntado a este nuevo hobby, recordarte que en muchos casos la Guardia Civil o la policía no está en el arcén o camuflada al borde de la calle cumpliendo con un control de tráfico. Los ladrones, los narcos, no voy a extenderme más en la lista de delincuentes, también conducen y circulan para aquí y para allá en coches como el tuyo o el mío. Y como aparentemente nada les diferencia de ti o de mí, salvo sus actos delictivos, se ponen muy contentos cuando les haces una ráfaga o te leen en el grupo de aviso en el que les has colgado toda la información que necesitan o bien para huir o bien para continuar con sus tropelías. ¡Piensa en esto último!
Y en el otro extremo apuntar que mientras las agrupaciones de Tráfico de la Guardia Civil continúen cobrando pluses salariales en base al número de multas que impongan, no desaparecerán estas prácticas y siempre tendrán en el conductor al “enemigo”. Soy consciente de que a muchos guardias no les gusta este sistema y que incluso sufren auténticas presiones si no cumplen con el cupo de las 50 multas mensuales. Pero esta batalla la tienen que pelear ellos como colectivo.