Los parisinos han votado en consulta ciudadana sus proyectos para 2017 y, de entre todas las propuestas, la ganadora ha sido las “Rues aux Enfants”, calles para niños. El ayuntamiento de París tiene ahora tres años de plazo para ejecutar las reformas necesarias para que cada barrio cuente con una calle cortada al tráfico y reservada específicamente a juegos infantiles.
Si en los últimos años París ha sido un modelo de referencia en cuanto a movilidad, acotando el espacio a vehículos a motor, dotando a la ciudad de una infraestructura ciclista y ampliando considerablemente las zonas peatonales, la capital de Francia, o mejor dicho, sus habitantes, dan un paso hacia delante en su concepción de ciudad y de espacio público. Y desde luego, hay que quitarse el sombrero, porque los parisinos lo tienen muy claro: la esencia de su ciudad no puede estar supeditada a la necesidad de moverse, las calles deben recuperar su condición de espacios públicos donde las personas se desenvuelvan socialmente.
¿Y quiénes fueron durante siglos y siglos los reyes de la calle en las urbes? Los niños. Imaginaos una calle de vuestro barrio sin circulación, sin coches aparcados, repleta de niños jugando a la comba, a la goma, pintando con tizas el suelo… Y no necesariamente solos, compartiendo espacio con papás y mamás, abuelos, conocidos, vecinos… El parque infantil, a la puerta de casa.
París ya cuenta con varias de estas calles porque las “Rues aux Enfants” no son nuevas en Francia. De hecho empezaron a hacerse muy populares en ciudades de tamaño medio a partir de la Conferencia Europea de Delft de 2005, donde las “Childstreet” adquirieron la dimensión de nuevo programa europeo de espacio público, más allá de las zonas 30 o residenciales. La filosofía final de este modelo de calle no es que sea de uso exclusivo infantil, si no que gracias a la autonomía de la que disponen dentro de ella los pequeños, la vía acabe convirtiéndose en un espacio de convivencia para todos, grandes y pequeños, eso sí, apartada totalmente del concepto de desplazamiento. El modelo se inspira en las “woonerf” holandesas (“woon”, de “wonen”, que significa “vida”; y “fer”, que significa “patio” y los holandeses utilizan como sufijo en la definición de todo espacio público urbano).
En Francia, muchas ciudades pequeñas disponen de “Rue aux Enfants”, generalmente en las calles colindantes a edificios públicos y en las vías de acceso a zonas escolares, pero no era así en la capital. Si algunas asociaciones infantiles habían empezado a reclamarlas e, incluso a llevar a cabo pequeñas experiencias de cortes de tráfico por días u horas en algunas vías, las “Rues aux Enfants” no empezaron a ser una demanda colectiva de los parisinos hasta que en 2014 se pusieron en marcha los presupuestos participativos –el mismo modelo de participación ciudadana que ahora se practica en Madrid–. Las “Ruex aux Enfants” eran las propuestas que más número de votos recibían por distrito, lo que animó al Ayuntamiento a hacer de ellas un proyecto de mayor envergadura para poder llevarlas a todos los distritos y, más adelante, a todos los barrios. Aprobada la propuesta ciudadana en las últimas votaciones participativas, el Ayuntamiento tendrá que inaugurar en 2017 las primeras “Rues aux Enfants”, una por distrito, y tendrá tres años más de plazo, hasta 2020, para ampliar su número, extendiendo el proyecto en al menos una calle por cada barrio de cada distrito.