El consejo no es nuestro, si no de la propia Dirección General de Tráfico. Pese a que la norma obliga a que los niños viajen en SRI hasta que alcancen una estatura de 135 cm., lo ideal es que sigan usando un sistema de retención homologado. La banda diagonal del cinturón de seguridad convencional hace una sujeción del hombro menos efectiva en el niño que en el adulto y la banda central tiende a deslizarse hacia el abdomen, pudiendo producir en los pequeños traumatismos abdominales muy graves en caso de colisiones.
El cinturón de seguridad es el elemento que más vidas ha salvado desde que su uso es obligatorio. No sirve para que el cuerpo no se mueva en caso de choque, si no para amortiguar la deceleración. Está diseñado para absorber buena parte de la energía del impacto y para ello se estira y gana longitud, permitiendo que el cuerpo se desplace unos centímetros hacia delante antes de tensarse y devolverlo a la posición inicial.
Parece que todo son beneficios, pero el cinturón de seguridad tiene un inconveniente importante: no está diseñado para los más pequeños, si no para pasajeros a partir de 150 cm, según normativa ECE R16. De hecho, la propia norma exige que el fabricante del vehículo mencione en su manual de instrucciones qué medidas de protección deben emplearse en cada asiento si los pasajeros no alcanzan los 150 cm. de altura. ¿Por qué tantas precauciones? Porque el cinturón de seguridad puede causar graves lesiones sobre un cuerpo de dimensiones menores.
De hecho son los niños los más propensos a sufrir el llamado “síndrome del cinturón de seguridad” (seat-belt syndrome, descrito por primera vez por Garret y Braunstein en 1962), que en su día se diagnosticó en adultos y se asoció a fracturas vertebrales y graves traumatismos intra-abdominales por el uso de los antiguos cinturones de 2 puntos de anclaje a nivel abdominal –los que aún hoy se usan en autocares y aviones–. Desde que en 1989 todos los coches llevan de forma obligatoria cinturones de tres puntos, la incidencia de este síndrome fue reduciéndose paulatinamente salvo en personas de talla baja, personas obesas y niños de entre 5 y 11 años.
A una estatura menor de 150 cm, la banda inferior del cinturón –que debe ir siempre colocada justo por debajo de la crestas ilíacas, es decir, sobre la pelvis o parte superior de las piernas–, tiende a deslizarse hacia el abdomen; y la banda diagonal superior –que debe ir sobre tórax y centro del hombro– al quedar demasiado alta, no protege columna cervical y pone en riesgo cuello, laringe y cara en caso de desaceleración brusca. Sin entrar en la descripción detallada de todos los posibles traumatismos que podrían sufrir los pequeños, ¡qué alarmarían a cualquier papá y mamá!, (puedes consultar en este interesante estudio), baste decir que, en caso de choque frontal, el riesgo de padecer lesiones internas graves es 232 veces más elevado usando el cinturón de seguridad convencional del coche, que si el niño viaja en un SRI del grupo II-III.
Todo esto es lo que explica que, aunque desde el pasado 1 de octubre de 2015, el Reglamento General de Circulación rebajase hasta los 135 cm. la estatura en que los menores debían viajar en los asientos traseros y en dispositivos de retención homologados, la recomendación de la Dirección General de Tráfico y de los especialistas pediátricos es que los niños continúen usándolos hasta alcanzar los 150 cm.
Para ampliar información:
Cinturón de seguridad. Sistemas de retención infantil
Lesiones abdominales asociadas a marca por cinturón de seguridad
