En España hay cerca de un millón anticoagulados, la mayoría de los cuales son tratadas con “Sintrom”. En caso de emergencia, estas personas son muy vulnerables, por lo que es muy importante que sean rápidamente identificados por el personal sanitario.
El envejecimiento de la población, la obesidad y la diabetes incrementan cada año el número de pacientes que reciben tratamiento anticoagulante hasta el punto de que, solo en España, se diagnostican anualmente más de 70.000 nuevos casos de enfermedad tromboembólica venosa. Todos sabemos de estas personas porque son las tratadas, mayoritariamente, con “Sintrom”.
Algunos anticoagulados presentan un alto grado de incapacidad para conducir, pero la inmensa mayoría puede seguir conduciendo con total normalidad. El “Sintrom” no influye sobre la capacidad para conducir vehículos, por lo que el conductor anticoagulado que pasa sus controles de coagulación estandarizados puede conducir de manera segura. Salvo que padezcan problemas cardíacos que sí inhabiliten para la conducción o necesiten transfusiones de plasma de forma habitual, estos pacientes podrán ir renovando su carnet de conducir presentando un informe favorable de un hematólogo.
Hasta aquí nos referimos a la capacidad para conducir que, como vemos, es prácticamente la misma que en las personas que no toman anticoagulantes. Pero ¿qué ocurre si el anticoagulado sufre un siniestro vial? Aquí radica el verdadero peligro. Porque, ya sea como conductor, pasajero de un vehículo o, sencillamente, como peatón, el paciente anticoagulado tiene un riesgo mayor de sufrir una hemorragia debido a que sus mecanismos de defensa frente a estas últimas se encuentran atenuados como consecuencia de la medicación.
Es muy importante, por tanto, que los profesionales de emergencias que vayan a atender a un anticoagulado dispongan de la información previa necesaria para evitar situaciones de riesgo mayores que el propio siniestro en sí mismo. Sobre todo teniendo en cuenta que, en caso de siniestro vial, por muy leve que sea éste, a lo mejor esta persona no puede comunicar su condición de paciente anticoagulado, por ejemplo, porque como consecuencia del traumatismo, esté aturdida o haya perdido el conocimiento.
Para evitar esto, la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN) creó en 2012 la tarjeta identificativa “Estoy anticoagulado”. Gracias a ella, el paciente puede ser identificado de manera rápida y segura. La tarjeta es gratuita y está disponible en todas las asociaciones integradas en FEASAN. Una vez en nuestro poder, debemos llevarla al médico o especialista que nos esté tratando para que éste rellene el espacio reservado al tipo de tratamiento anticoagulante que estamos tomando. Finalmente, lo único que tenemos que hacer es llevarla siempre con nosotros en un lugar visible de nuestra cartera –junto al DNI, por ejemplo–. En caso de accidente, podremos identificarnos como anticoagulados ante el personal de emergencias o, si hemos perdido el conocimiento, serán los propios servicios de emergencias los que puedan identificarnos.
Recuerda: si estás anticoagulado, esta tarjeta puede salvarte la vida.
Descárgate aquí el folleto informativo y para más información consulta la web de la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN): www.anticoagulados.info
Me interesa poder conseguir la tarjeta identificatoria como anticoagulado o por lo menos el formato…