Por “dieta de la carretera” (road diet) se entiende la eliminación de carriles de una calzada y la reasignación del nuevo espacio libre para otros usos: carriles bici, carril bus, aceras peatonales o zonas de aparcamiento.
La reducción de carriles de una calzada es una práctica que viene realizándose desde hace años, pero es en la última década del siglo pasado cuando en desarrollo urbanístico empezó a usarse la expresión “road diet” para definir la transformación de una calzada de cuatro carriles de circulación motorizada en una vía urbana más segura y cómoda para todos los usuarios.
Una “road diet” consiste, básicamente en reducir cuatro carriles de circulación –dos por sentido– a tres carriles –uno por sentido, más uno central de giro a la izquierda–. A nivel de seguridad, con la eliminación de los cuatro carriles se consigue prácticamente erradicar incidentes viales tan frecuentes como los golpes de chapa causados por hacer cambios repentinos de carril, realizar giros indebidos a la izquierda cruzando desde el carril derecho –acciones todas ellas que dificultan y ralentizan la circulación en cuatro carriles– y siniestros más graves, como los atropellos. En 2010, un estudio realizado por el US Departament of Transportation sobre 45 “road diets” de California, Iowa y Washington rebeló que la siniestralidad vial se había reducido un 29% en este tipo de vías. Esto animó a la Administración Federal de Carreteras norteamericana a elaborar una Guía Práctica de las Road Diets (enlazar con .pdf adjunto) para que las distintas administraciones pudieran determinar si este tipo de calles eran recomendables o no en sus respectivas ciudades, incluyendo información sobre el diseño, evaluación y posterior ejecución de las road diets.
La reducción de cuatro carriles a tres, permite que el carril sobrante sea reasignado para otros usos: carriles bicicleta, carril bus, más espacio para peatones o plazas de aparcamiento, etc., transformando la calle en un espacio más cómodo y habitable y facilitando la movilidad de todos los usuarios de la vía. Porque aunque a los amantes de las cuatro ruedas pueda parecerles increíble, está demostrado que con las “road diets” la velocidad de circulación media no disminuye, más bien al contrario, el tráfico es mucho más fluido al desaparecer los vehículos detenidos a la espera de girar a la izquierda, evitarse el efecto acordeón por tener que pisar freno constantemente ante los cambios repentinos de carril de otros vehículos, etc.
Os dejamos aquí cuatro vídeos a modo de ejemplo de cómo los diseñadores urbanos transforman las vías en “road diets”. Los videos son fruto del trabajo del arquitecto Jeff Speck en colaboración con el animador Spencer Boomhower. En ellos se ve como las calles se transforman aplicando únicamente una mano de pintura. La voz en off –en inglés– va explicando como con estos ejemplos reales los trayectos no resultan más largos de duración, pero se reducen los siniestros viales.
Ejemplo 1
En este video se ve el ejemplo de una vía urbana típica de carriles de sentido único con plazas de aparcamiento en los laterales. Suprimiendo un carril de circulación y trasladando un fila de aparcamiento hacia el centro de la calzada se crea un carril bici de doble dirección. Los coches aparcados protegen a los ciclistas del resto de vehículos en movimiento. ¿No es fantástico? Pues solo ha hecho falta una mano de pintura.
Ejemplo 2
La mayoría de calles estadounidenses tienen cuatro carriles de circulación, dos por cada dirección. Pero reduciendo los cuatro carriles a tres, dejando el carril central como carril de giro a la izquierda, se crea suficiente espacio como para poner carriles bici laterales. Es más seguro para los vehículos, al evitarse que éstos se detengan hasta poder girar.
Ejemplo 3
Partiendo del ejemplo anterior, ya tenemos un calle de doble sentido con carril central de giro. Trasladando la fila de aparcamiento hacia el centro de la calzada, se permite que el carril bici sea de doble dirección, lo que dará mayor seguridad a los ciclistas, al circular segregados del resto de vehículos motorizados.
Ejemplo 4
Y por último, la típica calzada demasiado ancha con carriles de 12 pies, lo que para nosotros vendría a ser un poco más de 3,5 metros. Speck sugiere el estrechamiento de estos carriles hasta los 10 pies –3 metros–, creando el espacio suficiente para añadir un carril bici. En Madrid, por ejemplo, es usual ver calles de nueva creación en nuevos desarrollos residenciales con carriles de tráfico rodado de 3,5 m. por las que no se puede circular a más de 50 km/h, lo cual no tiene ningún sentido.
Para reducir el número de siniestros viales en zonas urbanas no queda más remedio que empezar a redistribuir el espacio público y olvidarse de la ciudad clásica de los últimos 50 años, orientada únicamente a garantizar el uso del vehículo privado.
Puedes descargarte los cuatro vídeo de Jeff Speck pinchando aquí
Descárgate el Libro Blanco de las Road Diets (en inglés) pinchando aquí