Nos toca un cambio de neumáticos, llevamos el coche al taller y nuestro mecánico nos recomienda que, además, hagamos una alineación o paralelo. No están los tiempos para desembolsos extras y nos molesta que pretendan sumarnos al presupuesto de ruedas y montaje una operación que no es obligatoria.
Cierto, no hay ninguna norma que nos obligue a realizar una alineación o paralelo a nuestro coche, sin embargo es una sencilla operación de mantenimiento que los especialistas de motor recomiendan hacer cada vez que cambiamos de neumáticos para mejorar las prestaciones de nuestro vehículo y, por tanto, nuestra seguridad. En realidad, y aunque se relacione con los neumáticos, la alineación o paralelo es una operación que consiste en ajustar los elementos de la dirección y de la suspensión para que las ruedas apoyen correctamente y rueden paralelamente –entre sí y con respecto al eje de la carretera, por eso al alineado y el paralelo también se le llama “geometría”–, según los valores establecidos por el fabricante, es decir, como cuando el coche salió nuevo del concesionario.
La alineación se va desajustando con el propio uso del coche y más rápidamente si circulamos habitualmente por vías mal asfaltadas o con baches, por calles con resaltos o badenes, subimos sobre bordillos o, sencillamente, nos golpeamos contra ellos aparcando. Es prácticamente imperceptible, pero el coche “tira” hacia un lado o hacia el otro cuando circulamos en línea recta, la dirección se nota más dura o rígida, como que se resiste, las ruedas no retornan tan rápidamente a su posición tras tomar una curva… El comportamiento del coche se vuelve más inseguro, pero apenas lo notamos hasta que aparecen señales más evidentes: paulatinamente empieza a aumentar el consumo de combustible y los neumáticos se desgastan más de un lateral que del otro.
¿Y por qué ocurre todo lo anterior? Porque aunque a ojo de buen cubero los neumáticos del coche nos parezca que están rectos, tienen inclinaciones hacia fuera o hacia dentro –ángulos de caída, se llaman a éstas– y desviaciones hacia el exterior o interior –lo que se denomina en mecánica, convergencia y divergencia–. Toda esta geometría de la dirección y de la suspensión, es decir, que todo esté colocado perfectamente en sus ángulos de caída, avance, convergencias, cotas conjugadas y más, que no vamos a extendernos en la terminología, además del apoye perfecto del neumático, es lo que determina que la trayectoria del vehículo sea suave, precisa y estable. ¡De no existir, nuestro coche giraría en una curva como los de juguete!
Dependiendo del fabricante, modelo y serie cada vehículo tiene su propia geometría y es ésta la que se verifica y ajusta cada vez que hacemos un alineado o paralelo. La operación es muy sencilla, pero tiene que hacerse con equipos específicos y adecuados, de ahí que nos la recomienden en taller cuando vamos a cambiar los neumáticos. Esperamos que nuestra respuesta haya sido útil, porque el buen mantenimiento del vehículo es determinante en nuestra seguridad.
Gracias por la información. Es importante realizar estos 2 comprobaciones antes del cambio de neumáticos para evitar posibles accidentes en carretera. Un abrazo!!