En 2019, uno de cada cuatro fallecidos en siniestro de tráfico en España era un motociclista. En las zonas urbanas se registraron más siniestros, pero menos mortales. Al contrario que en las zonas interurbanas, donde hay menos colisiones, pero con mayor mortalidad. El 98% de los conductores siniestrados no llevaba ninguna prenda reflectante. Solo el 3% no utilizaba casco.
Fundación Mapfre, en colaboración con la Asociación Española de la Carretera, ha presentado la “Hoja de ruta para la mejora de la seguridad vial de usuarios de motocicletas y ciclomotores”, un informe en el que se analizan un total de 240 casos reales de fallecidos en siniestros de moto y ciclomotor, y alrededor de 7.000 lesiones sufridas por más de 3.000 conductores de estos vehículos de dos ruedas. El objetivo del estudio es sumar en la definición de las medidas más apropiadas para revertir la tendencia de evolución de la siniestralidad de los usuarios de vehículos motorizados de dos ruedas, tanto motocicletas como ciclomotores (VM2R) desde la perspectiva de Sistema Seguro. Y es que, en 2019, uno de cada cuatro fallecidos en siniestro de tráfico era motociclista, lo que supuso un aumento del 16% con respecto a 2018. Unos datos que contrastan con la representación de la motos en el total del parque de vehículos (10%) y el número de permisos de conducir motocicletas (4%) en el total del censo de conductores.
El estudio ha querido analizar las tendencias en la siniestralidad grave de motocicletas (con fallecidos y heridos hospitalizados) a través de estudios y estadísticas nacionales e internacionales. Y esto ha sido posible gracias a la enorme base de datos de la aseguradora MAPFRE, que ha podido proporcionar la descripción detalladas de las circunstancias y lesiones que sufrieron estas personas entre 2016 y 2019. La investigación pone de manifiesto datos relevantes sobre los más de 200 fallecidos en 2019 en siniestros de moto y ciclomotor, en su inmensa mayoría hombres (95%) que perdieron la vida durante el fin de semana (45%).
En este sentido, se pone de manifiesto que en las zonas urbanas se registran más siniestros, pero menos mortales, al contrario que en las zonas interurbanas, donde hay menos colisiones, pero con mayor mortalidad. En más de la mitad de los siniestros con motociclistas fallecidos (52%) no estaba implicado otro vehículo y, cuando sí lo estuvo, el suceso ocurrió principalmente porque el conductor del otro vehículo no respetó la norma genérica de prioridad (21%) o sufrió alguna distracción o no se percató de la presencia del motociclista (10%).
Además, el informe señala que cuatro de cada diez conductores (41%) no utilizaban equipamiento de seguridad, exceptuando el casco. Y que el uso de otros elementos de protección, como airbags, chaquetas con protecciones, guantes y botas especiales eran más habituales en carretera (71%) que en ciudad, donde solo los utilizaba el 25% de los fallecidos de los que se disponía de información. El exceso de velocidad (29,3%), el alcohol (17,4%) y las drogas (10,2%) son los principales factores de riesgo entre los motoristas. También interviene el hecho de no usar un casco de la talla adecuada, abrochado y ajustado correctamente, circunstancia que se estima produce el 6% de los fallecimientos en motociclistas y el 29% en conductores de ciclomotores.
(Pulsa en la imagen para ampliar la infografía)
Más formación para conductores del carné B
La propuesta más relevante del informe es la creación de grupos de trabajo que analicen cada siniestro mortal y elaboren recomendaciones para evitar que se repitan este tipo de siniestros, tal y como se realiza desde hace años en otros países más seguros que España, como Suecia. Otra de las sugerencias es mejorar la formación de todos los conductores, incluyendo a aquellos que con su carné B (de coche) empiezan a conducir motos de pequeña cilindrada, así como la de los motociclistas profesionales, en especial de los repartidores, que deberían recibir cursos de conducción segura, en particular para mejorar la conducción en curva y en intersecciones, y el frenado de emergencia.
Más equipamiento de seguridad y tecnología de serie
La conciencia también es clave y, en este sentido, el estudio plantea la necesidad de completar la formación práctica de todos los conductores (tanto de motocicletas como de automóviles o vehículos pesados) con sesiones específicas de concienciación, percepción del riesgo, toma de decisiones seguras y necesidad de compartir la vía, que estén moderadas por víctimas de siniestros de tráfico.
También para promover el equipamiento de alta visibilidad y de protección que ayude a proteger mejor las lesiones producidas en columna vertebral, manos y pies, algunas de las zonas más afectadas en siniestros, e incorporar más tecnología de seguridad de serie en todas las motocicletas y ciclomotores, como el sistema de llamada de emergencia y el ABS, actualmente no obligatorio en vehículos de menos de 125 cc.
La investigación recoge, además, la necesidad de mejorar las carreteras con barreras de protección, que sean compatibles con la seguridad de estos conductores y que eviten situaciones trágicas y frecuentes con la amputación de miembros inferiores, que suceden como consecuencia de una colisión.
También la importancia de fomentar un plan de ayudas para la renovación del parque de este tipo de vehículos y para la actualización de la ITV y su cumplimiento; así como reforzar los controles de circulación, especialmente en relación a las infracciones que más fallecidos provocan: exceso de velocidad y presencia de alcohol y drogas.
El informe completo está disponible en: https://documentacion.fundacionmapfre.org/documentacion/publico/es/consulta/registro.do?id=175573&fbclid=IwAR0B162ImaLlIiwqRBB3S0pWFTJrOCuHoF_5p8_1i-Cxhs6gF-piZFztRwY
