Alcohol
El alcohol deteriora la capacidad de conducción y aumenta el riesgo de tener un accidente. No hay un límite a partir del cual comienza a notarse sus efectos. Este puede manifestarse ya en alguna personas con niveles inferiores a 0,2 g/l. Cuanto más elevado es el nivel de alcohol, más elevado es el riesgo.
La “paradoja” es que el alcohol aunque disminuye la actividad cerebral –aumenta la fatiga y disminuye la percepción, la atención, la coordinación, reduciendo el control muscular y el tiempo de reacción–, aumenta la seguridad del individuo en sí mismo, produciendo desinhibición y cambios en el humor y el comportamiento.
Así el alcohol provoca:
- Falso estado de euforia, seguridad, optimismo y confianza en sí mismo.
- Aumento de la despreocupación, la temeridad y la agresividad.
- Desprecio del peligro, tendencia a transgredir las normas y a correr más.
- Falsea la apreciación de las distancias y velocidades.
- Errores en la circulación.
- Señalización incorrecta de las maniobras y conducción errática.
- Disminución de los reflejos y el tiempo de reacción.
- Aumento del sueño y la fatiga.
- Reducción del campo visual (efecto túnel).
La alcoholemia alcanza su punto máximo 1 hora después de haber tomado la última copa. No tomar alcohol durante la jornada laboral será la mejor opción a la cual pueda optar un trabajador, ya que el alcohol conlleva una disminución de la prudencia, de la visión y genera exceso de confianza.
Por parte de las empresas se deberá prohibir el consumo de alcohol de manera tajante tanto durante la jornada laboral como a la hora de las comidas.
Conducir con niveles de alcohol superiores al límite legal está tipificado como delito en el Código Penal. Negarse a realizar las pruebas de alcoholemia está penado con la pérdida de 6 puntos y una sanción de 500 euros. Conducir con un nivel de concentración de alcohol en sangre superior a 0,5 mg/l –0,30 mg/l en el caso de los conductores profesionales– es una infracción muy grave que conlleva la pérdida de 6 puntos y una sanción económica de 500 euros.
Drogas
Tipos de drogas y efectos:
- Estimulantes (anfetaminas y cocaína, metilxantinas, nicotina) provocan un efecto estimulante-euforizante. Al ocasionar una disminución de la sensación de fatiga, desinhibición conductual e hiperactividad pueden ser potencialmente peligrosas ya que pueden llevar a una mala gestión de la velocidad y falta de respeto a la señalización.
- Psicodisléticos cannabis (LSD y otros alucinógenos) provocan en el consumidor sensación de bienestar, relajación y euforia, junto con alteraciones de la percepción y alucinaciones, dificultad para fijar la atención, disminución de reflejos y coordinación motora.
- Depresoras (opiáceos, hipnóticos y sedantes y disolventes y colas) producen sensación relajante, sedación y sensación de binestar. Las capacidades más afectadas son la percepción visual y la capacidad de identificación y atención.
Conducir bajo los efectos de las frogas u otros estupefacientes se considera una infracción muy grave y está penada con una sanción de 500 euros y la pérdida de 6 puntos.
Medicamentos
Un 1,7% de los accidentes de tráfico están relacionados con enfermedades. Y es que en general, debido a su capacidad para modificiar las condiciones psicofísicas del conductor, los fármacos se consideran como uno de los factores que pueden interferir en la seguridad para la conducción de vehículos. La relación entre fármacos y conducción no tiene que ser siempre negativa. En ciertos casos, al estabilizar o controlar el proceso patológico (trastornos mentales) pueden incluso mejorar la aptitud del individuo para la conducción.
En todo caso es deber del médico preguntar por su hábitos de conducción, la toma de otros fármacos e informar sobre las repercuciones de su enfermedad, además de evaluar el riego/beneficio del tratamiento instaurado sobre la aptitud para la conducción.
Actuación del médico:
- Parece razonable que el profesional con enfermedades crónicas sea alertado por el personal sanitario de algunas precauciones a tener presentes en la conducción de vehículos: evitar la conducción nocturna, descansar suficientemente antes de realizar un viaje, evitar conducir durante periodos prolongados de tiempo, mantener unos ritmos de sueño y alimentación constantes y conocer el deterioro que el tratamiento farmacológico pudiera ejercer sobre la capacidad de conducción, evitando conducir la primera semana de un nuevo tratamiento o tras una modificación de dosis.
- Además habrán de realizarse revisiones y controles de su enfermedad y seguimiento periódico de las condiciones de trabajo. La intervención preventiva más eficaz es establecer canales de colaboración y comunicación basados en la confianza entre el médico del trabajo y el trabajador.
Otros factores de riesgo, están recogidos en la Guía de consejo sanitario en Seguridad Vial Laboral