La crisis económica internacional está cambiando muchas cosas. También en materia de seguridad vial. El mercado del automóvil se está dividiendo rápidamente en dos niveles o segmentos: el de los coches baratos, equipados únicamente con los sistemas de seguridad obligatorios; y el de los modelos premium, obviamente mucho más caros, dotados con tecnologías avanzadas de seguridad.
Es una evidencia que el número de víctimas mortales en las carreteras europeas ha ido disminuyendo progresivamente a lo largo de la última década, en gran medida gracias a legislaciones comunitarias efectivas pero, sobre todo, por el notable progreso en seguridad de los vehículos. La industria ha apostado también por la seguridad y los fabricantes de automóviles desarrollan constantemente tecnologías nuevas y avanzadas que están revolucionando el panorama de la seguridad automovilística. Sistemas de frenado de emergencia autónomo, de asistencia de cambio de carril, de control del punto ciego, de pre-colisión, de mejora de visibilidad… La mayor automatización de los vehículos transformará notablemente la conducción en los próximos diez años. Y todo ello porque los fabricantes han situado la seguridad por encima de todos los demás requisitos y características de un coche. Pero realmente, ¿todo esto es así?
No exactamente. La realidad está ahí: por un lado, los consumidores necesitan coche nuevo, pero su presupuesto es muy limitado; por otro lado, las grandes marcas de coches necesitan mejorar sus cuentas de resultados, consecuencia de la caída de la economía… El resultado es la aparición de un nuevo segmento de ventas de vehículos, el de los coches baratos o de bajo presupuesto que cumplen básicamente con la legislación europea en materia de seguridad y medioambiente porque equiparlos con más elementos que los obligatorios por normativa, encarecería su principal atractivo, el precio. La rumana Dacia, segunda marca del grupo Renault, es el mejor ejemplo de lo que explicamos.
El tirón de orejas de EuroNCAP
EuroNCAP (European New Car Assessment Programme), la organización europea de evaluación de automóviles nuevos advierte en su Hoja de ruta 2020 –documento disponible en inglés– del grave riesgo para la seguridad que implica el rápido avance de este dos tipos de mercados –coches baratos, poco seguros; coches seguros, muy caros– y de las amenazas que ello implica.
Efectivamente, y además por lógica, al comprar un coche barato o de bajo presupuesto el consumidor entiende que renuncia a elementos de confort o de rendimiento. ¿Pero sabe también que renuncia a elementos de seguridad? Según el propio secretario general de EuroNCAP, Michel van Ratigen: “la seguridad de los ocupantes de un coche debería ser primordial, independientemente de cuánto paguen por un coche”.
Dicho esto EuroNCAP recuerda a las autoridades europeas que las mejoras en la seguridad de los vehículos han demostrado sus resultados positivos a nivel social, con la notable reducción de víctimas mortales en las carreteras. Pero que, aún así, la financiación pública para apoyar la investigación se ha reducido drásticamente debido a los recortes en los presupuestos públicos para I+D y el control del déficit público. En la actualidad, son básicamente los fabricantes de automóviles los que continúan invirtiendo en seguridad, manteniendo los programas de investigación en nuevos sistemas de seguridad, pese a verse también afectados por la crisis económica. Paralizar las investigaciones público/privadas en materia de seguridad supone un claro riesgo para la seguridad vial de cara al futuro. ¡Un claro tirón de orejas que no requiere de más explicación!
¿Sabías que…
…A partir del 1 de octubre de 2015, todos los coches nuevos que se homologuen para ponerse a la venta deberán llevar obligatoriamente el sistema eCall? El sistema eCall realiza una llamada a los servicios de emergencia automáticamente, sin la intervención del conductor, cuando detecta que se ha producido un siniestro, más concretamente cuando se dispara al menos un airbag del coche. El eCall envía la posición del coche mediante coordenadas GPS, la hora, dirección de la circulación y el número de ocupantes del coche, en función de los cinturones abrochados, a los servicios de emergencia. La atención a los heridos será mucho más temprana, aumentando las posibilidades de sobrevivir durante la famosa “hora de oro”.

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