La revisión de la batería es muy importante dado que, en el último año, muchos vehículos no se han utilizado con la frecuencia habitual, lo que sumado a las altas temperaturas, ha contribuido a la degradación de este imprescindible elemento de nuestro coche.
Según el último barómetro del CIS, este verano, la mayoría de los españoles hemos optado por el turismo nacional y por nuestro vehículo particular, como medio de transporte preferente para poder disfrutar de unos días de vacaciones seguras y sin problemas en este nuevo verano de pandemia. Con la COVID-19 aún en mente, todas las precauciones son pocas. Pero a algunos se nos ha pasado de largo la medida de salud y seguridad por excelencia antes de ponernos en marcha: la revisión del vehículo. Todo ello a tenor de los datos de servicios de asistencia en carretera que, lejos de recuperar los niveles anteriores a la pandemia, se han incrementado en un 24% respecto a 2019.
Las causas del incremento de fallos en la batería
Una de cada dos de estas asistencias se está produciendo por avería relacionada con el fallo de la batería, coincidiendo además con los días de salida o retorno del viaje, es decir, cuando más kilómetros se realizan, lo que supone un esfuerzo adicional para este vital elemento, teniendo en cuenta además que, siendo cada vez más complejos los sistemas electrónicos de los vehículos, las baterías se enfrentan a demandas más exigentes. El simple hecho de poner el aire acondicionado al máximo, por ejemplo, ya es un motivo de consumo de electricidad adicional.
A este incremento de las averías están contribuyendo, además, los cambios de frecuencia de uso de los vehículos durante las restricciones de movilidad y las altas temperaturas del verano, que aceleran la autodescarga de la batería, lo que a su vez acelera su degradación y envejecimiento.
Si el vehículo, por un lado, ha estado parado durante una larga temporada o solo se le ha usado ocasionalmente en trayectos cortos, el alternador no puede cargar la batería al mismo ritmo que los consumos eléctricos van descargándola. Por otro, el calor del verano aumenta la reactividad química y la corrosión de la rejilla de la batería, reduciendo su rendimiento, por envejecimiento. El efecto combinado de desgaste y envejecimiento, acelera el fallo de la batería, corriendo el riesgo de avería en el momento más inoportuno.
Por último y como cuarto factor de averías, hay que contar con el nuevo hábito que tenemos de enchufar los dispositivos móviles para que se carguen mientras nos desplazamos, lo que nos hace extraer más energía del vehículo. En caso de que nuestra batería estuviese ya prácticamente agotada, basta salir de viaje para que, definitivamente, diga que hasta aquí llegó, dejándonos literalmente tirados.
La solución: las revisiones preventivas periódicas
Para evitar este desastre último, y encima echar al traste nuestras vacaciones, la única solución es la comprobación previa del estado de la batería. Esta comprobación debe realizarse en un taller, porque al tratarse de un sistema cada día más complejo que alimenta a una gran variedad de funciones de confort y seguridad del vehículo, se necesitan conocimientos y experiencia que solo se ofrecen en talleres especializados. De hecho, porque en muchas ocasiones, ni siquiera basta ya con levantar el capó para acceder a la batería, porque en algunos vehículos está instalada en el maletero o debajo del asiento, lo que refuerza la necesidad de que estas revisiones sean realizadas por equipos altamente cualificados.