Un nuevo estudio del norteamericano IIHS (Insurance Institute for Highway Safety/Instituto de Seguros para la Seguridad en las Carreteras) confirma que, en colisiones frontales, los pasajeros sentados en la parte posterior de los vehículos tienen menos probabilidades de sobrevivir que los sentados en los asientos delanteros y sugiere a los fabricantes que incorporen mejores sistemas de seguridad.
El estudio Factores que contribuyen a lesiones graves y fatales en ocupantes de los asientos traseros con cinturón en choques frontales se basa en la investigación de los siniestros viales ocurridos en 2014 en Estados Unidos en los que los ocupantes de los asientos traseros fallecieron o resultaron heridos de gravedad.
Utilizando las bases de datos nacionales y los datos de investigación de siniestros realizados por el HDLI (Highway Loss Data Institute) se encontraron 117 choques frontales en los que los ocupantes de los asientos traseros sufrieron lesiones más severas e, incluso fallecieron, a diferencia de los ocupantes de los asientos delanteros. El tipo de lesión más común, encontrado en 22 de los ocupantes lesionados y en 17 de las 37 con lesiones documentadas, fue en el tórax; el segundo tipo de lesión más común documentada en el estudio fue en la cabeza, detectado en 9 heridos graves y en 18 fallecidos.
En todos los casos, los fallecidos y heridos se produjeron en siniestros que se consideraron “de supervivencia” o “no mortales”. Y para explicar esto IIHS hace una comparación con los sistemas de retención infantil: “Los SRI son tan efectivos a día de hoy que cuando un niño que lo usa adecuadamente muere, por lo general es porque el siniestro ha sido tan severo que mejorar la seguridad de asiento infantil no hubiera servido para salvar la vida del pequeño. Hoy en día si fallece un niño bien anclado en su SRI, es porque el siniestro es imposible de superar –explica Jessica Jermakian, ingeniera jefe de investigación del IIHS–. Por el contrario, el fundamento de este estudio sobre ocupantes de asientos traseros con cinturón es que las víctimas sufrieron lesiones más severas que los ocupantes del asiento delantero en siniestros superables o de supervivencia, lo que a priori ya sugiere que las medidas de seguridad de los asientos traseros no son tan buenas o tan efectivas como las de los delanteros”.
Usando la información de las investigaciones de los siniestros –fotografías, registros médicos y de policía, los atestados y las autopsias forenses– los investigadores determinaron que las lesiones en el tórax se debían principalmente a las fuerzas excesivas del cinturón de seguridad. Con respecto a las lesiones en la cabeza en los heridos graves, la investigación determinó que los pasajeros se habían golpeado contra el interior del vehículo consecuencia de un movimiento excesivo de la cabeza hacia adelante, un dato que no se pudo confirmar en los fallecidos, al disponer de información menos detallada sobre las lesiones.
¿Qué convierte a los asientos traseros en más peligrosos en colisiones frontales?
Para IIHS, la clave está en que los cinturones de seguridad de los asientos traseros no suelen incluir, salvo en vehículos de alta gama, ni pretensores ni limitadores de esfuerzo o de carga. El pretensor es un mecanismo que, en caso de colisión, tensa el cinturón reteniendo el movimiento del cuerpo del pasajero, sujetándolo contra el asiento; el limitador de esfuerzo o de carga actúa en combinación con el pretensor, liberando progresivamente la tensión del cinturón, para retener al pasajero de forma más progresiva y evitar las lesiones en el tórax.
En una colisión frontal, los cinturones de seguridad se ajustan rápidamente alrededor de los pasajeros gracias a los tensores de choque. Y al mismo tiempo, saltan o se despliegan los airbags delantero –pretensores, limitadores de carga y airbags suelen estar conectados–, manteniendo a los ocupantes alejados del volante, salpicadero y otras estructuras ajenas al propio vehículo. Algo que no ocurre en los asientos traseros, donde si bien no hay ni volante, ni salpicadero, ni riesgo de estructuras intrusas, la fuerza del choque puede hacer que el pasajero se golpee con el interior del vehículo y se lesione en el pecho con el propio cinturón de seguridad.
“Los fabricantes pueden mejorar la seguridad de sus vehículos incluyendo tensores de choque en los cinturones de seguridad traseros y buscando la forma de equipar los asientos traseros con airbags laterales –afirma Jessica Jamerkain–. IIHS no va a dar una solución específica pero, dados los resultados de la investigación, desarrollaremos nuevas pruebas de choque que evalúen específicamente la seguridad en los asientos traseros. Esto bastará para que los fabricantes averigüen que solución tecnológica funciona mejor y logren que los pasajeros de la parte posterior del vehículo vayan tan seguros como el conductor y el acompañante”.
Más información en: www.iihs.org
Enlace al estudio: https://www.iihs.org/frontend/iihs/documents/masterfiledocs.ashx?id=2178