La baja presión o presión insuficiente es una menor cantidad de aire dentro del neumático con respecto a la que está establecida en función de la carga y velocidad del vehículo indicada por el fabricante. Cuando el neumático rueda a baja presión tiene mayor contacto con el suelo, ocasionando mayor consumo de combustible y un desgaste acelerado e irregular de la banda de rodadura. Las consecuencias pueden ser muy graves.
Mayor resistencia a la rodadura
Todos los neumáticos están diseñados para que, en función de su tamaño, tengan una determinada área de contacto con el suelo. Fruto del aplastamiento que se produce al circular con presión insuficiente, aumenta el coeficiente de fricción entre la calzada y el neumático.
Los factores que influyen sobre la resistencia a la rodadura son múltiples, siendo los más importantes: el diseño y construcción del neumáticos, las condiciones operativas y las características de la superficie de la rodadura, es decir, del pavimento. Cada neumático tiene sus propios parámetros que se ven condicionados por el modelo de coche en el que va montado, la forma de circular del conductor y los distintos tipos de calzada. No hay fórmula matemática única capaz de establecer parámetros de resistencia, de ahí que los fabricantes las establezcan, neumático a neumático, en función de pruebas experimentales en distintos escenarios –firme seco, húmedo, nevado, superficie asfaltada, camino tierra, etc…–.
Lo que es norma es que la resistencia a la rodadura sobre superficies duras disminuye al aumentar la presión, debido a que el neumático pierde contacto. Y a la inversa, si se disminuye la presión, la resistencia a la rodadura aumenta por el aumento de superficie de contacto. En cambio en superficies blandas, como caminos de tierra, ocurre totalmente al contrario.
En caso de frenada, con tan solo un bar menos de presión sobre la recomendada por el fabricante, la distancia de frenado aumenta de forma considerable. Y más si circulamos con lluvia, sobre mojado.
En curvas, a presiones insuficientes, el comportamiento del vehículo varía, por menor agarre: el coche acentuará su trazada hacia exterior o interior dependiendo de si la presión insuficiente de los neumáticos se sitúa, respectivamente, en los neumáticos del tren trasero o delantero.
Con respecto a la velocidad, a presiones bajas, la velocidad es muy determinante en la diferencia de coeficientes de rodadura, mientras que a presiones altas, la velocidad no influye tanto sobre la rodadura.
En definitiva, las presiones insuficientes en el neumático afectan a la dinámica del vehículo haciendo que el comportamiento de éste sea menos estable, de ahí la importancia de circular con la presión correcta que indica el fabricante.
Mayor consumo de combustible
Lo explicado sobre la resistencia de la rodadura nos explica este mayor consumo de combustible: si existe mayor área de contacto entre la rueda y la superficie del suelo, el neumático tiene que realizar mayor esfuerzo para rodar, incrementando la actividad del motor y, por tanto, el consumo de carburante.
A cada giro de rueda, el contacto entre el suelo y los neumáticos genera una resistencia que disminuye la marcha del vehículo. Estos contactos, repetidos 15 veces por segundo a 100 km/h, pueden llegar a suponer hasta un 10% de incremento de consumo de combustible. El U.S Departament of Transportation, el departamento de transporte de Estados Unidos, estima que cada 0,2 bares menos de presión de neumáticos, el consumo de carburante aumenta un 2%.
La prueba visible de la presión insuficiente: el desgaste de costados o flancos
La baja presión continuada es muy evidente porque el desgate lateral del neumático es muy acusado, en proporción con la parte central del mismo, que se mantiene en buen estado. Este desgaste desigual es consecuencia del mayor calentamiento de los flancos, al ser el área del neumático que menos preparada está para mantener contacto/presión con el suelo.
Además, los continuos calentamientos (vehículo rodando) y enfriamientos (vehículo parado) van deteriorando el caucho/goma de estos flancos y produciendo picaduras y/o cortes muy peligrosos. Uno de los riesgos más comunes es el desllantamiento, término poco empleado, que hace alusión al hecho de que el neumático se salga de la llanta. Por no usado, no deja de ser un hecho habitual, sobre todo en maniobras bruscas. Otro riesgo muy común es el reventón, uno de los mayores peligros que puede sorprender a un conductor durante la conducción.
Comprobar la presión de los neumáticos es la medida de seguridad vial más barata y sencilla que tú mismo puedes realizar sobre tu vehículo. No la descuides.