Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos deberíamos caminar 10.000 pasos al día, lo que viene a ser unos 7 kilómetros (dependiendo de la longitud del paso) o una hora y media larga de caminata. No hace falta que de una atacada, divididos en dos o más trayectos. Lo importante es andarlos, porque la OMS no deja de advertir de los graves riesgos para la salud de los actuales datos de sedentarismo (caminamos de 3.000 a 4.000 pasos de media al día). Llegando más lejos, se recomienda que estas caminatas sean utilitarias, es decir, que tengan un propósito, mejor que andar por placer. Y entre las caminatas con propósito, se aconseja ir y volver andado al trabajo. Te explicamos por qué.
Esta conclusión es el resultado de un curioso estudio que realizó la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos), durante los años 2016 y 2017, entre 125.885 adultos, de entre 18 y 64 años. Durante esos 24 meses, se recopilaron todos los minutos que caminaban estas personas, a lo largo del día y por distintos motivos: de casa al trabajo, de casa a hacer compras, de casa a actividades de ocio o de cuidados, etc, etc… Y a la inversa, las caminatas que empezaban en cualquier punto, pero terminaban en casa. Además, de los recorridos a pie entre puntos intermedios no relacionados con el hogar. Al tiempo, se llevó el control del estado de salud de estas personas, clasificándolo en una escala del 1 al 5.
El primer resultado fue evidente: todas las personas que caminaban, a cualquier lugar o por cualquier motivo, mejoraron su salud a medida que incrementaban los minutos de caminata diaria. Pero lo más curioso del estudio, y esto es lo que ha hecho cambiar las recomendaciones de la OMS, es que las personas que andaban a destinos específicos, por trabajo o por dirigirse a un lugar con horario prefijado –una cita médica, a recoger a los niños al cole, por ejemplo– obtuvieron un beneficio mayor sobre su salud que las que andaban, sencillamente, por dar un paseo.
Pensándolo, el motivo es sencillo de entender: estas personas que caminaban con un propósito, sencillamente, lo hacían de modo más rápido. Simplemente, andaban más deprisa para llegar a tiempo. Y lo más curioso, solían recorrer distancias más largas cuando el punto de partida era el propio domicilio que las que comenzaban desde cualquier otro sitio.
Los beneficios de ir caminando al trabajo
Los beneficios físicos de caminar son conocidos por todos, sobre todo, a nivel musculo-esquelético, respiratorio, cardiovascular e inmunitario. Además, el metabolismo se acelera sin exceso y tira de la grasa corporal, reduciendo la grasa localizada, rebajando la celulitis y ayudándonos a bajar de peso o a mantener este último a raya. Pero mejor aún, andar tiene fantásticos beneficios para la salud mental, contribuyendo muy positivamente a aliviar estados de depresión y ansiedad, y disminuyendo siempre nuestros niveles de estrés. ¿Por qué? Porque al andar, liberamos endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad.
Lo que no sé si sabías es que caminar también eleva la líbido e incrementa el deseo sexual. Por el mismo mecanismo: las endorfinas. A medida que nuestro organismo libera endorfinas, activa la producción de oxitocina, la llamada hormona del amor, y de dopamina, responsable de la motivación y el placer. Y la combinación de las tres, activan la serotonina, la otra hormona de la felicidad. Solo por esto, merece la pena cumplir el reto de los 10.000 paso al día.
Efectivamente, 10.000 pueden parecer muchos pasos para ir y volver del trabajo andando. Por supuesto, no asumibles para todos aquellos que vivan a más de 3 kms del centro de trabajo o para los que no dispongan de un itinerario cómodo para recorrer –¡en cuántas zonas andar significa recorrer aceras impracticables, bajar y subir bordillos, por ejemplo!–.
Pero en distancias casa-trabajo cortas o en buenos trayectos caminables, los 10.000 pasos son solo una barrera mental, acostumbrados como estamos cada vez más, a que una distancia de más de diez minutos andando ya es demasiado, con el impacto que esto tiene para la contaminación atmosférica y el cambio climático.
En España, el 30% de los trayectos en vehículo particular son inferiores a 3 km y el 50%, se realizan en distancias inferiores menores a 5 km, recorridos que, sino a pie, bien pueden realizarse en bicicleta o patinete eléctricos. Caminar puede ser un tentativo primer paso para contribuir a cuidar del planeta, pero también de nosotros mismos. Solo hay que dar ese primer paso porque, como decía Martin Luther King, “el resto del camino irá apareciendo a medida que caminemos”.
#EnFEUVERTnosMOVEMOS”
Un año más, del 16 al 22 de septiembre, participamos en la Semana Europea de la Movilidad fomentando los desplazamientos ida y vuelta al trabajo caminando, en bicicleta o patinete, transporte público y vehículo compartido. Todos los kilómetros sostenibles sumados durante la #FeuVertSEM2021 se “traducirán” a KG. de CO2 no emitidos a la atmósfera y, a su vez, en euros que servirán para seguir replantando encinas y fresnos en el Parque Natural de La Pedriza (Madrid), dentro del programa de reforestación de bosques autóctonos llevado a cabo por Reforesta.