La Fiscalía General del Estado no está dispuesta a “andarse con chiquitas” y está decidida a perseguir por la vía penal a todos los conductores profesionales que manipulen el tacógrafo.
Lo que antes era solo una falta administrativa, penada por 500 euros y la retirada de 6 puntos de carné, supone ahora el inicio de un procedimiento penal contra el conductor castigado con pena de prisión.
La última sentencia, del Juzgado de lo Penal de Pontevedra, condena a un camionero a seis meses de prisión y 1.200 euros de multa por alterar el mecanismo del tacógrafo con un imán.
El tacógrafo que llevan todos los camiones y autobuses es algo así como la caja negra de aviones y trenes. Registra los kilómetros recorridos, las paradas, la velocidad a la que circula el vehículo y determinadas actuaciones del conductor. Su manipulación, por supuesto, está totalmente prohibida, dado que el objeto es engañar sobre los tiempos de conducción y parada que tienen que hacer los conductores y la velocidad a la que circula el vehículo. La sanción administrativa ha consistido tradicionalmente en 500 euros para la empresa titular del vehículo y la pérdida de seis puntos para el conductor. Pero como vienen denunciando las agrupaciones de Tráfico de la Guardia Civil, a determinados transportistas –sobre todo a las grandes empresas de transporte de alimentos frescos y mensajería–, les compensa “jugársela” por ser la multa un mal menor, comparado con el riesgo de perder el servicio.
En este contexto, la Fiscalía General de Seguridad Vial viene elaborando informes anuales en los que destaca que la manipulación del tacógrafo, contemplado en la normativa administrativa de Transporte por Carretera, constituye asimismo un delito de falsedad tipificado en los artículos 392 y 390.1 del Código Penal. No se trata de un cambio normativo, sino de un nuevo criterio de interpretación que propone la Fiscalía General del Estado para perseguir la manipulación del tacógrafo.
La tesis de la Fiscalía parte del hecho que mencionábamos anteriormente: el objetivo de la manipulación del tacógrafo es alterar el registro de velocidad real o mutar la realidad de los tiempos de conducción y descanso para que quede reflejado que se conduce a una velocidad inferior o que parezca que el vehículo está parado, cuando realmente está en conducción. Se crea así un documento nuevo, previamente inexistente, con datos totalmente ficticios, constituible de delito penal.
Cataluña y Galicia apuestan por la vía penal
Al no haberse formulado criterios generales de coordinación desde la Fiscalía General del Estado, en los últimos años la respuesta judicial no ha sido uniforme, habiendo sentencias de diverso signo, simplemente administrativa y/o penales, éstas últimas casi todas en Cataluña, única comunidad española que ha unificado criterios para iniciar procedimientos penales contra los conductores que manipulen el tacógrafo.
A Cataluña se suma Galicia con una sentencia para la que no cabe recurso: seis meses de prisión y 1.200 euros de multa para un camionero portugués que en noviembre de 2011 fue sorprendido por la policía local de O Porriño con el mecanismo del tacógrafo manipulado mediante imán.
Un delito muy grave contra la seguridad vial
La Fiscalía General del Estado lo tiene muy claro en este sentido y está dispuesta a insistir en la importancia de agravar las penas contra los que manipulen el tacógrafo. En este sentido constituyó un grupo de trabajo, con el Fiscal Delegado de Lérida al frente, con el objetivo de determinar las implicaciones de la manipulación del tacógrafo en la seguridad vial.
La Memoria 2013 de la Fiscalía avanzaba parte de sus resultados, afirmando que existe certeza científica de que la manipulación no solo altera los registros de velocidad y tiempos de conducción, si no que afecta también a los sistemas mecánicos, de funcionamiento y seguridad, del vehículo.
Manipulando el tacógrafo, se anula el limitador de velocidad del vehículo, alterando el sistema de frenado ABS y el “ratarder” o frenomotor que llevan camiones y autobuses por sus dimensiones y peso. Estos sistemas evitan el bloqueo de ruedas y derrapes, eliminando el efecto tijera, reduciendo el riesgo de vuelco y mitigando el balancero del remolques. En estos casos, la centralita de gestión electrónica del camión o autobús genera señales acústicas y/o luminosas en el cuadro de mandos del vehículo, avisando al conductor del riesgo. Pero como la manipulación del tacógrafo implica la extracción del fusible del sistema ABS-EBS, el sistema de frenado queda desactivado.
En otros casos, dependiendo de la marca y modelo del vehículo, al manipular el tacógrafo se ve afectado también el cambio de marchas (deja de funcionar automáticamente pasando a ser manual), la marcha atrás y la anticipación de freno (se desactiva la ayuda eléctrica y electrónica del pedal de freno). Y todo esto incrementa los riesgos para la seguridad vial ya originados por los presumibles excesos de velocidad y merma de los tiempos de descanso del conductor.
Sabido todo esto, ¿quién puede dudar aún de la necesidad de mayor incriminación en los supuestos de manipulación de tacógrafo?
