El 14% de los conductores presenta dificultades de visión, incluso en condiciones óptimas de iluminación. El porcentaje aumenta hasta el 38% en condiciones de baja iluminación, resalta el estudio “in vivo” Visión y Conducción, realizado a 3.200 personas de toda España.
El 29,5% (unos 8 millones) de los conductores españoles presenta deficiencias en ametropía (miopía o hipermetropía), lo que dificulta que vean con nitidez señales o marcas viales, hagan un cálculo correcto de distancias de seguridad y velocidad de otros vehículos, alterándose, en consecuencia, los tiempos de reacción al volante.
El 14% presenta dificultades de visión en condiciones óptimas de iluminación, porcentaje que aumenta hasta el 38% en situaciones de baja iluminación. Ante un deslumbramiento, el 44% de los conductores tarda más de 20 segundos en recuperar totalmente la visión central y el 23,5% de los conductores presenta deficiencia en campimetría (vista lateral).
Estos son algunos de los resultados del macroestudio “in vivo” realizado por Essilor, la Fundación Española para la Seguridad Vial (Fesvial) y el Instituto de Tráfico y Seguridad Vial (INTRAS) de la Universitat de València, con la colaboración de Cepsa, a más de 3.200 conductores de toda España.
Esta iniciativa, enmarcada en el acuerdo global entre Essilor y la Federación Internacional del Automóvil (FIA), para concienciar a los conductores bajo el lema “La seguridad vial empieza por una buena visión” consiste; por un lado, en un estudio de opinión sobre hábitos, creencias y actitudes sobre la visión y conducción; y, por otro, en la investigación para profundizar y conocer realmente el estado de salud visual de los conductores españoles a través de unas pruebas específicas para conductores, complementarias al examen visual habitual que realizan los profesionales de la visión.
Así, se han medido capacidades vitales para la conducción tan relevantes como la agudeza visual binocular de lejos, la sensibilidad al contraste, la capacidad de recuperación ante un deslumbramiento, la percepción cromática y el campo visual, entre otras variables. Todo ello con la colaboración de Cepsa, que ha cedido espacios en sus estaciones de servicio para desarrollar las pruebas. Se trata así del estudio de mayor dimensión con pruebas de diagnóstico realizado a conductores en carretera del que se tiene constancia.
Ametropía
Una de las principales conclusiones de las pruebas realizadas es que unos 8 millones de conductores tienen miopía o hipermetropía (ametropía), lo que dificulta que vean señales y marcas viales con nitidez.
Agudeza visual
El 38% de los conductores presenta dificultades de visión en situaciones de baja iluminación. Esto afecta a su capacidad de adaptación y reacción al amanecer y al atardecer, además de complicar la conducción en condiciones climatológicas adversas.
Para Luis Montoro, presidente de Fesvial y Catedrático de Seguridad Vial en la Universitat de València, “los siniestros de tráfico nocturnos son los que registran una letalidad más elevada; el 27,5% de los siniestros en carretera se producen en condiciones de iluminación insuficiente. Sin duda, la conducción nocturna con mala visión es un claro riesgo”.
Deslumbramiento
Aunque curiosamente los conductores profesionales que se sometieron a este estudio tardaron menos tiempo en recuperar totalmente la visión central tras un deslumbramiento, los resultados de la prueba demostraron que casi la mitad de los conductores tardaba más de 20 segundos en recuperarse de un deslumbramiento.
Este tema del deslumbramiento es muy importante, si tenemos en cuenta que, a 120 km/h, un tiempo de recuperación de tan solo 5 segundos, supondría recorrer 170 m. sin una visión correcta.
Campimetría
Analizando la campimetría –extensión del campo visual del ojos desde los 45º hasta los 100º–, el 23,5% de los conductores presenta deficiencias, lo que supone dificultades para gestionar situaciones de tráfico como intersecciones, cambios de carril o adelantamientos. Los problemas en campimetría pueden afectar al atropello de peatones (la mayoría, por irrupción lateral), entorpecer la visión de los retrovisores, incrementar el ángulo muerto y dificultar el campo visual a medida que se aumenta la velocidad.
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